En las elecciones argentinas reina la incertidumbre
Editorial de análisis y opinión por Luis Eduardo Zipitría desde Buenos Aires, Argentina.
LAS PASO EN ARGENTINA PROMETEN SER APASIONANTES
El cierre de inscripción de las listas que competirán en el próximo mes de agosto en las PASO trajo algunas sorpresas.
Sin novedades en las listas opositoras, la coalición gobernante se despachó con una fórmula en los últimos minutos por lo menos inesperada: Sergio Massa- Agustín Rossi.
Esta movida descolocó a más de uno y reconfiguró el mapa a futuro, toda vez que hasta 24 horas antes del cierre la fórmula “lanzada” desde el corazón kirchnerista era Eduardo “Wado” de Pedro – Juan Manzur, fórmula que cumplía las expectativas de la fuerza mayoritaria del oficialismo.
Ahora bien, el desconocimiento del actual ministro del interior a nivel nacional, atentaba contra las posibilidades de triunfo de cara a la elección general de octubre.
Descartado el fantasma Milei (que sigue cayendo en las encuestas), el asunto estaba en descifrar la movida en el oficialismo.
Massa clamaba por un acuerdo de unidad desde hace meses, criterio que no era compartido por el núcleo duro cercano a la ex presidenta Cristina Fernández sobre todo porque no ven con buenos ojos al titular de la cartera económica y ahora candidato casi único del oficialismo.
Desconfían en que, si sale triunfador, haga lo que Néstor hizo con Duhalde su mentor, sacárselo de encima.
La candidatura de Grabois (líder piquetero y aliado de Cristina) es una jugada que busca morigerar el efecto Massa hacia los ultra K, otra bofetada al fundamentalismo tras tener que aceptar al actual presidente en las elecciones pasadas.
Los medios hegemónicos publicaron la noticia dando por muerta la corriente kirchnerista (otra vez y van …) y mostraron la fórmula como resultante de una capitulación de Cristina.
Humildemente este cronista disiente con esa posición y cree que, tal cual el axioma que repetía Carlos Menem, la política es el arte de lo posible y la viuda de Néstor Kirchner dando muestras de ser la política de mayor envergadura de los últimos 20 años decidió “desensillar hasta que aclare”, mientras que impuso las cabezas de las listas de senadores, diputados e incluso la fórmula que va por la reelección en la Provincia de Buenos Aires.
Objetivamente es una buena jugada, dado el corrimiento hacia la derecha del electorado.
La oposición quedó tambaleando.
Sin duda la beneficiada con este panorama es Patricia Bullrich, quien marcha según las últimas encuestas unos puntos por encima del actual intendente de la Ciudad Autónoma Horacio Rodríguez Larreta.
Bullrich atrae todo el electorado de derecha y en un eventual ballotage sumaría gran cantidad de los votantes de Milei, quienes difícilmente se avengan a votar a Larreta.
El otrora jefe de gabinete de Mauricio Macri (en su gestión como intendente) aún está asimilando el golpe buscando sumar adeptos de todos los sectores (aún los peronistas como Juan Schiaretti), lo que no es bien visto en su sector.
Párrafo aparte merece Javier Milei, quien esta vez poniendo su imagen en las boletas de los candidatos de la provincia de San Juan cosechó un magro 3%, lo cual dio por tierra con el argumento que decía que el desempeño de sus candidatos en las provincias era malo puesto que no llevaban su cara en las papeletas y eso era fundamental para explicar los guarismos obtenidos.
Agosto se presenta desafiante en lo electoral dada la marcha de la economía argentina, el talón de Aquiles que según dice tiene el candidato oficialista.
Muchos se preguntan cómo hará Massa para defender una gestión que mostrará una inflación anualizada muy por encima del 100% y a la vez despegarse de ella quizás a caballo del acuerdo con el FMI, que a juzgar por la historia ha sido siempre perjudicial para los países que sufren sus políticas.
¿El peronismo se saldrá con la suya nuevamente?
¿La oposición logrará sortear estas PASO sin heridas?
Hasta hace un año Juntos por el Cambio tenía las elecciones ganadas con solo transitarlas, hoy, reina la incertidumbre.