La «batalla cultural» de la derecha visto desde la izquierda

0

El concepto de Batalla Cultural y con la idea de seguir conociendo el pensamiento floridense al respecto, ahora le solicitamos escribiera un editorial al edil socialista Nicolás Vaz.

«Sobre la batalla cultural

En los últimos años diferentes figuras del Partido Nacional han comenzado a plantear el concepto de “batalla cultural” en sus análisis de coyuntura y han hecho énfasis para entender la derrota electoral sufrida por la Coalición Republicana, o como le decía Batlle y Ordóñez hace cien años atrás a las alianzas de los sectores de derechas junto a la Federación Rural y las gremiales empresariales más importantes: “el contubernio”.

Ahora bien, ¿de dónde proviene el concepto de “batalla cultural” utilizado por la derecha criolla en estos últimos años?
Agustín Laje, licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad de Córdoba y una maestría en Filosofía Política en la Universidad de Navarra, es el referente teórico de esta “nueva derecha” latinoamericana, con un discurso opositor a lo que él llama “la ideología de género”, en contra del “abortismo” y del ambientalismo así como también al cobro de impuestos a empresas extranjeras.
Su estrategia es el combate a través de la “batalla cultural” contra el progresismo y el “globalismo”.
Uno de sus mentores teóricos es Nicolás Márquez, un defensor de la dictadura militar argentina. 
Laje, poco a poco empezó a publicar diferentes artículos, a favor de los militares y su rol en la década de 1970, llegando a publicar dos libros que han marcado el pensamiento de esta nueva derecha: “El libro negro de la nueva izquierda. Ideología de género o subversión cultural” en 2016, o “La batalla cultural. Reflexiones críticas para una nueva derecha” en 2022.
Éste es el nuevo marco teórico de dirigentes como Graciela Bianchi, Beatriz Argimón, o a nivel local, Ignacio Costa.

Pero este concepto de “batalla cultural” es una reinterpretación de quien lo planteó en su momento, que fue el intelectual marxista Antonio Gramsci, quien era integrante del Partido Comunista italiano.
Fue en su obra “Cuadernos de la Cárcel”, mientras se encontraba detenido en los años 20 durante la Italia fascista de Mussolini, donde plantea que la cultura es producto de la lucha de clases, en la que una clase social domina a las demás mediante su hegemonía cultural. Entiéndase esto como la nobleza sobre el campesinado en la Edad Media o la burguesía sobre el proletariado en tiempos modernos.
Gramsci para romper esta relación de dominación, plantea la creación de una nueva cultura popular que permita la transformación de la conciencia colectiva y genere las condiciones para una emancipación política y económica del proletariado.

La centralidad en la transformación o creación que plantea Gramsci choca directamente con el concepto de “batalla cultural” de Laje.
Para él, la cultura es el reflejo de una tradición histórica, que hay que conservar.
Por eso rechaza cualquier cambio o innovación cultural que implique una ruptura con los valores tradicionales, nacionales y familiares.
No quedan dudas, que la batalla cultural para Laje, responde una reacción conservadora con el fin de conservar el orden social y económico existente.
El objetivo de la “batalla cultural” para Laje es construir hegemonía, la cual se basa en el control y la manipulación de las masas.
Como decía el ministro de propaganda nazi, Joseph Goebbeles: “repetir una mentira con suficiente frecuencia se convierte en verdad”.
La política criolla ha tenido francos exponentes de esto, como por ejemplo Graciela Bianchi marcando la asociación de Gustavo Petro con Pablo Escobar para vincular al presidente colombiano con la guerrilla y el narcotráfico en pleno debate parlamentario por el caso Marset, entre otros episodios.

Lo importante para Laje es la defensa de valores como la familia, el matrimonio, el libre mercado, el cristianismo, entre otros.
La reacción conservadora no es nueva.
El pensamiento conservador como tal surge hacia 1830 cuando Peter Burke publica “Reflexiones sobre la Revolución en Francia”.
Los temas centrales de esta ideología eran la añoranza a la época feudal, la familia patriarcal como primera institución, la comunidad local, la Iglesia y por tanto la religión.
La Revolución francesa y sobre todo el período jacobino, eran analizados como un fenómeno que vino a romper con los mejores valores de la humanidad.
¿Coincidencias con Laje? No, continuidades.
Laje es solo vino nuevo, en odres viejos, como dice la Biblia.

No sorprende que desde figuras del Partido Nacional aparezcan coincidencias con él, con los pilares ideológicos que plantea Laje.
Hace cien años, Luis Alberto de Herrera, a modo de ejemplo, en su libro “La encuesta rural” planteaba que la estancia era la mejor unidad productiva para el progreso del país; ya que permitía al peón trabajar libremente (evitando la asociación con otros trabajadores), y que era protegido por el patrón de la estancia, fomentando el paternalismo y dominio de una clase sobre otra, con el fin de mantener el statu quo imperantes.

En las últimas décadas el Uruguay ha visto ciertos avances en derechos que algunos se han traducido en legislación: ley de interrupción voluntaria del embarazo (2012), ley de matrimonio igualitario (2013), ley de violencia basada en género (2019).
Leyes que apuntan directamente a la construcción de un nuevo modelo de sociedad que rompe con las tradiciones del pensamiento conservador.
Ante la amenaza, surge la reacción por parte de ciertos sectores de la sociedad que se identifican con este pensamiento y que sienten amenazados sus lugares de privilegios que el statu quo imperante les permite.

Pero el resultado de noviembre no es la demostración de una sociedad que posea valores mas progresistas, que sea más solidaria, inclusiva e igualitaria.
Es el producto de una coyuntura determinada que será momento de análisis en otro momento.
Como decía Gramsci: “El viejo mundo se muere, el nuevo tarda en aparecer, y en ese claroscuro surgen los monstruos”.
Esos monstruos en este mundo por momentos difícil de entender, son los Trump, los Milei y los Bolsonaro.
Cada uno con sus discípulos, tanto en sus propios países como en el nuestro, incluso en nuestra Florida.

Nicolás Vaz.»

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *