16 internos de la Unidad Nº19 del INR culminaron curso de panadería y confitería
16 internos de la Unidad Nº19 del INR culminaron curso de panadería y confitería, recibiendo el pasado viernes el certificado correspondiente.
De la actividad participó el Comisario General (R) Luis Mendoza, director del INR, además de la encargada de la unidad Patricia Sienra.
A nivel nacional hay 14.963 privados de libertad, de los cuales 170 están alojados en la Unidad Nº19.
“Queremos que todas las unidades sean como esta, acá todas las personas trabajan o estudian”, resaltó Mendoza.
El taller en cuestión se ejecutó a través de INEFOP.
“Las personas tienen que recibir instrucción y capacitación de oficios que los prepare para el día que recuperen su libertad”, agregó, resaltando la importancia del “habito de trabajo”
Mendoza reconoció que hay “cárceles grandes que no cumplen los estándares que queremos e internacionales”, aunque remarcó que hay experiencias que demuestran que “es posible hacerlo en todas las cárceles”.
“Acá la rehabilitación es posible, es una obligación hacer algo, no hay ocio”, afirmó.
Patricia Sienra, directora de la unidad, contó que hay otro taller de panadería en curso, informática y barbería.
“Nuestra propuesta es que todos los internos trabajen, los 170 están haciendo algo”, recalcó.
Florencia García es una de las privadas de libertad que terminó con éxito el taller de panadería.
“Estamos muy agradecidas por habernos elegido, lo fundamental es que es una salida laboral, es parte del futuro, salir con un título”, enfatizó, destacando que las horas prácticas fueron muy disfrutables.
Por su parte, Diego Guarise, también mostró su agradecimiento por haber sido seleccionado.
Antes de ser condenado era programador, por lo que la cocina es “todo nuevo” para él.
No obstante, admitió que forma parte de un “aprendizaje” y que procura llevarse “la mayor de enseñanza posible”.
“Son herramientas que aportan conocimiento para no recurrir a la delincuencia e integrarse en lo laboral y social”, dijo.
“Es posible la reinserción, acá se dan todas las condiciones para eso”, reconoció, valorando la obligación interna de trabajar o estudiar.
“Afuera hay que estudiar y trabajar, así debe ser para que no haya un choque tan fuerte al salir”, concluyó.
Gustavo González, director del consejo de capacitación profesional, admitió que dichas entregas de diplomas simbolizan “mucha alegría”.
“Los que llegan lo hacen con un 100% de compromiso, están bien seleccionados”, aseveró.
Los cursos tienen 150 horas de formación con un alto componente de práctica, casi 100 horas.