Estudiantes quisieron darle vida al rancho del 25 de agosto

Una historia que recibimos y publicamos:
Semillas ignoradas/ Historia a destiempo.
Allá por el 2010, en el liceo nocturno, nació un sueño humilde, entre profes y estudiantes: «Sueño Oriental» se llamaba y «Reviviendo nuestra historia» era su seudónimo.
Los jóvenes estudiantes quisieron darle alma al ranchito de la Florida, rescatar memorias, sembrar identidad.
Eso que piden siempre los que miran a veces desde afuera.
Jóvenes de ojos brillantes cargaron su idea por calles y escritorios, tocaron puertas de piedra
que no supieron ver más allá del papel.
En cada institución, en cada nota de prensa, dejaron un pedazo de fe, pero las autoridades de Florida —la de los trajes grises- no los quisieron escuchar.
Fueron ignorados, rechazados, subestimados por los que miden sueños con reglas.
Y sin embargo a los meses, ¡ganaron un premio a nivel nacional!
Cuando nadie apostó por ellos, ellos apostaron por todos.
Recorrieron esquinas, pasillos, dejaron expedientes, notas en la Junta, palabras en la Intendencia.
Pero el tiempo, a veces desgasta hasta la ilusión más pura.
Y así, un día, bajaron los brazos. No por rendición, sino por respeto a la herida.
Hoy, en el 2025 cuando el polvo casi lo cubría todo, la Intendencia decide llevarlo a cabo.
Qué paradoja!
Ahora que el fuego ya no arde en sus ojos, quieren encender lo que no supieron ver.
Qué triste, los dueños de Florida, los que pudieron ser parte del milagro y eligieron mirar a otro lado.
Pero el sueño no muere, solo duerme y ojalá cuando despierte, alguien recuerde quién lo soñó primero.
Profesora Andrea Rocca